¿Qué podemos hacer para que nuestros caballos afronten las bajas temperaturas en las mejores condiciones?
‘Abrigar’ a los caballos
Aunque a estas alturas del año, nuestros equinos ya han tenido tiempo suficiente para echar el pelo que les protege naturalmente del viento y del frío, si previnisteis los fríos con las mantas es importante mantenerlas hasta que las temperaturas suban de nuevo.
Además, aunque ya hubierais protegido a los caballos con manta, no os confiéis: si están expuestos a la lluvia, al viento o a las bajas temperaturas, pueden enfriarse. Si el mal tiempo predomina, debemos dar a nuestros caballos acceso a algún tipo de abrigo, ya sea un establo, un cobertizo o, simplemente, un cortaviento.
Comprobar su nivel de confort
Aparte de tomar estas precauciones, es conveniente que evaluéis periódicamente el nivel de confort de los caballos, especialmente en lo relacionado con la temperatura. Si el caballo tiembla, hay que resguardarlo. Si suda con la manta puesta, cambiadla las veces que sean necesarias. Para saber si los caballos tienen la temperatura correcta, aunque no dispusiéramos de termómetro, podemos palpar la base de las orejas o bien el vientre justo detrás del codo. Estas zonas deben estar tibias independientemente del clima que haga.
Medir la condición corporal del caballo y reajustar su dieta
Una cuestión muy importante para vigilar la salud de nuestros caballos cuando hace frío es controlar su condición corporal y no fiarnos tan solo de su aspecto externo. Pero ¿cómo podemos hacerlo?:
Debemos ser capaces de sentir las costillas del caballo con una ligera presión. Si tenemos que aplicar más presión para sentirlas, el caballo tiene sobrepeso y no necesita un aumento de la alimentación para los meses de invierno. En cambio, si podemos sentir las costillas del caballo sin ejercer apenas presión, es que está demasiado delgado, ha perdido condición corporal y tendríamos que revisar su ración.
Una dieta basada en una buena cantidad de forraje altamente nutritivo ayudará a conservar la condición corporal deseada de nuestro caballo. Tengamos en cuenta que la digestión del forraje hace que se libere energía lentamente. En este sentido, una buena opción sería usar Festuca Premium Pellet o Alfalfa Premium Pellet que, debido a sus características nutricionales, contienen más energía que un heno normal.
Además, y como complemento, los aceites vegetales como Glycoil o LinoMax3 son una manera ideal para afrontar las bajas temperaturas. Cualquiera de los piensos Covaza (incluidos los de mantenimiento) tiene esta saludable proporción de grasas y aceites (por encima del 4’00%-4’50%, frente a la mezcla tradicional, que no suele superar el 2’5%-3’00%).
Agua en óptimas condiciones
Además del alojamiento y la alimentación, es necesario controlar la ingesta de agua de nuestros caballos. El agua fría puede provocar que los caballos beban menos y se deshidraten. Y esto, a su vez, puede desembocar en un cólico por impactación. Asegurémonos, por tanto, de que los caballos dispongan de una fuente de agua no congelada y limpia. Revisemos diariamente los bebederos o recipientes que la contengan. Si el agua se hubiera congelado, hay que romper el hielo y verter agua caliente hasta alcanzar una temperatura óptima: entre los 14ºC y 17 ºC.
‘Abrigar’ a los caballos
Aunque a estas alturas del año, nuestros equinos ya han tenido tiempo suficiente para echar el pelo que les protege naturalmente del viento y del frío, si previnisteis los fríos con las mantas es importante mantenerlas hasta que las temperaturas suban de nuevo.
Además, aunque ya hubierais protegido a los caballos con manta, no os confiéis: si están expuestos a la lluvia, al viento o a las bajas temperaturas, pueden enfriarse. Si el mal tiempo predomina, debemos dar a nuestros caballos acceso a algún tipo de abrigo, ya sea un establo, un cobertizo o, simplemente, un cortaviento.
Comprobar su nivel de confort
Aparte de tomar estas precauciones, es conveniente que evaluéis periódicamente el nivel de confort de los caballos, especialmente en lo relacionado con la temperatura. Si el caballo tiembla, hay que resguardarlo. Si suda con la manta puesta, cambiadla las veces que sean necesarias. Para saber si los caballos tienen la temperatura correcta, aunque no dispusiéramos de termómetro, podemos palpar la base de las orejas o bien el vientre justo detrás del codo. Estas zonas deben estar tibias independientemente del clima que haga.
Medir la condición corporal del caballo y reajustar su dieta
Una cuestión muy importante para vigilar la salud de nuestros caballos cuando hace frío es controlar su condición corporal y no fiarnos tan solo de su aspecto externo. Pero ¿cómo podemos hacerlo?:
Debemos ser capaces de sentir las costillas del caballo con una ligera presión. Si tenemos que aplicar más presión para sentirlas, el caballo tiene sobrepeso y no necesita un aumento de la alimentación para los meses de invierno. En cambio, si podemos sentir las costillas del caballo sin ejercer apenas presión, es que está demasiado delgado, ha perdido condición corporal y tendríamos que revisar su ración.
Una dieta basada en una buena cantidad de forraje altamente nutritivo ayudará a conservar la condición corporal deseada de nuestro caballo. Tengamos en cuenta que la digestión del forraje hace que se libere energía lentamente. En este sentido, una buena opción sería usar Festuca Premium Pellet o Alfalfa Premium Pellet que, debido a sus características nutricionales, contienen más energía que un heno normal.
Además, y como complemento, los aceites vegetales como Glycoil o LinoMax3 son una manera ideal para afrontar las bajas temperaturas. Cualquiera de los piensos Covaza (incluidos los de mantenimiento) tiene esta saludable proporción de grasas y aceites (por encima del 4’00%-4’50%, frente a la mezcla tradicional, que no suele superar el 2’5%-3’00%).
Agua en óptimas condiciones
Además del alojamiento y la alimentación, es necesario controlar la ingesta de agua de nuestros caballos. El agua fría puede provocar que los caballos beban menos y se deshidraten. Y esto, a su vez, puede desembocar en un cólico por impactación. Asegurémonos, por tanto, de que los caballos dispongan de una fuente de agua no congelada y limpia. Revisemos diariamente los bebederos o recipientes que la contengan. Si el agua se hubiera congelado, hay que romper el hielo y verter agua caliente hasta alcanzar una temperatura óptima: entre los 14ºC y 17 ºC.
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