Mònica asiste a sus sesiones de terapia cada semana , religiosamente, sin demorarse ni un minuto. Tan solo un resfriado, una gripe o alguna indigestión inoportuna puede ser causa de ausencia.
Los cuidados que le prestan, la rigurosa revisión por parte de sus médicos y fisioterapeutas, el inmenso cariño que recibe y como no, la dedicación absoluta del personal de fisioterapia de la Fundación Federica Cerdá, ha conseguido que este año, observemos en ella una espectacular mejoría en su espalda y su postura en general.