Este tratamiento estimula a través de los sistemas propioceptivos en especial músculos, sensibilidad articular y sensibilidad laberinto y órganos sensoriales externos (tacto, oído, olfato), compensando así las deficiencias que el niño tiene.
Los objetivos generales son entonces la prevención de nuevos problemas, estimular las diferentes etapas del desarrollo, estimular la función motora y adaptar a la persona para una discapacidad definitiva con el fin de mejorar su calidad de vida.
El caballo naturalmente motiva al paciente de cualquier edad, a explorar y tocarlo. Nuevamente el sistema múltiple sensorial debe organizarse, entender y responder. El calor del animal es también una gran ventaja para el paciente, estimulando el calor curativo; algo frió o metálico, como las maquinas no lo pueden conseguir.
Moviéndose en el espacio independiente solamente con la ayuda del caballo y del terapeuta, también proporciona al paciente nuevas percepciones tanto visuales como auditivas. Realizando prácticas organizadas y buscando respuestas apropiadas, este estímulo también ayuda al paciente a estar más preparado para participar en su actividad diaria.